¿Profetubers en educación?

Mucho se habla de los denominados profetubers. Creo que estamos en un momento en el que es preciso utilizar la tecnología para optimizar el proceso educativo; y en el caso que comento, la creación de vídeo en educación se puede convertir en un aliado fundamental en nuestra profesión.

Llevo varios meses sintiendo la necesidad de utilizar el vídeo en aula. Hay muchas situaciones en las que percibes opciones de mejora en nuestro día a día en clase; por ejemplo:

  • ¿Qué hacemos cuando un alumno, por el motivo que sea, falta a clase?,
  • ¿Cómo adaptar los recursos a metodologías activas?
  • ¿Por qué no utilizar el vídeo como producto final de un proyecto, o como prototipo?

Éstas y otras preguntas hacen que sintamos la necesidad de seguir aprendiendo como docentes y así ofrecer más recursos a nuestro alumnado, y eso es lo que me ha embarcado en una nueva formación, en este caso, con el INTEF, en su curso tutorizado «De espectadores a creadores; el fenómeno profetubers en educación».

Análisis detallado del fenómeno profetubers

Pero, analizando de forma más pormenorizada el tema, quisiera destacar una serie de cuestiones que me han llevado a decantarme por impulsar el uso y la creación de vídeo en aula:

  1. Nuestro alumnado. Nuestros alumnos se han formado y viven en  un mundo totalmente tecnológico; son nativos digitales; usan a diario diferentes redes sociales y consumen muchos minutos de vídeo, y de forma más específica, de YouTube. Para ellos, es algo habitual resolver una duda o una cuestión consultando en YouTube. Bajo este punto de vista:
    1. El uso de vídeo es muy motivador, por estar disponible a golpe de clic.
    2. Pero además  entronca totalmente con nuestra realidad: lo visual llega más y llega mejor.
    3. Puedes ver el vídeo en cualquier momento y en cualquier lugar.
  2. El método. En la actualidad, comienza a predominar el uso de metodologías activas donde el papel protagonista es del alumno; en este sentido, pequeñas píldoras formativas en vídeo facilitan el acceso a los conocimientos desde cualquier lugar, para posteriormente trabajar de forma activa en aula con la orientación del profesor. El vídeo es el medio por excelencia para invertir el aula.
  3. El recurso. Como vengo diciendo, el uso de vídeo se convierte en uno de los pilares de clase, pero bajo dos perspectivas:
    1. El docente, que selecciona y prepara los contenidos que considere relevantes para su grupo-clase o alumnado.
    2. El alumno, que, dentro de los recursos de los que dispone, encuentra en el vídeo una fantástica solución como producto final de un proyecto, o bien como prototipo de una solución a un problema. En este sentido, el vídeo se configura como una fantástica solución para la construcción de prototipos:
      • cuando usamos metodologías ágiles para emprender.
      • para la construcción de experimentos dentro de Lean Startup.
  4. El docente. La consecuencia que se deriva de lo comentado anteriormente, es que el docente debe plantearse el uso de vídeo en el proceso educativo, y por supuesto, facilitar su uso cuando lo considere conveniente.
  5. Efecto red. Pero todo no queda ahí; el potencial de Internet, y compartir nuestro trabajo, hará que el recurso sea utilizado por otros docentes, compartiendo el valor del trabajo realizado; en este sentido, el beneficio es de gran potencial para todo el sistema educativo.

Finalizo este post con una gran frase que nos hace reflexionar sobre este tema y sobre muchas de nuestras decisiones en educación; la frase es de William Butler Yeats, y señala que: «Enseñar no es como llenar un cubo sino como encender una hoguera«.